3.3.18

Jodjalú, ¿víctima de la xenofobia azerí?

Kim Gabrielyan
(Traducción editada por "Armeniaca")
Jodjalú es un poblado cercano a Stepanakert que desde antes de que se desencadenara la guerra de Karabagh había sido repoblado con turcos mesjetes y con personas desplazadas de otras nacionalidades, con el fin de crear una base militar.
Operaba allí el único aeropuerto de la Región Autónoma de Alto Karabagh (dentro de la RSS de Azerbaiyán). Aterrizaban aviones con mercenarios de Afganistán, Pakistán, Sudán y Chechenia
para participar de la guerra de Karabagh por parte de Azerbaiyán. Desde Jodjalú se disparaban unos mil proyectiles diarios hacia Stepanakert.
Los azeríes acusan a los armenios de asesinatos en masa en ese lugar. Sin embargo, los hechos, los testimonios, la verdad no está de parte de Azerbaiyán. La correcta información neutralizará la mentira azerí.
Hoy, el pueblo Ivanian en su lugar, y en honor a Kristapor Ivanian, el general que volvió a Armenia para luchar por la liberación, es un pueblo en desarrollo: se construyó un colegio, un centro comunitario, un jardín de infantes, nuevas viviendas.
A fines de diciembre de 1986, Anver Ahmet, docente del Instituto Pedagógico de Stepanakert y miembro de la Unión de Escritores de la URSS, había venido a la sección regional de escritores de Alto Karabagh para incluir su libro en el plan de publicaciones del año siguiente.
El autor de estas lìneas en esa época trabajaba como consultor literario en la Unión de Escritores. Durante la charla, le informé a Anver que también se había anotado un libro de un azerí: la colección de poesías de Alamdar Guluzade, director de la radio azerí. Los escasos azeríes que vivían en Artsaj generalmente publicaban sus libros en Bakú, eludiendo la institución literaria de Artsaj, y el hecho de que dos autores azeríes estuvieran incluidos en la lista significaba que dos libros de escritores armenios quedarían fuera del plan de publicaciones del año siguiente. Cuando expresé mi disconformidad en este sentido, el escritor, con visible malevolencia, contestó: “¿Y por qué publican el libro de ese kurdo?” Me sorprendí… ¿de qué kurdo estaba hablando? “Alamdar es kurdo, sabelo, un tipo de una raza de perros”, dijo, con el mismo tono malevolente. Y luego explicó: casi todos los de Jodjalú son kurdos recién llegados, establecidos allí en los años '50, venidos de los pueblos de la región de Lachín.
¿Por qué me referí a esta historia? Porque las palabras del literato de nacionalidad turca Anver Ahmet son dignas de atención en el marco de la así llamada tragedia de Jodjalú. El ex presidente de Azerbaiyán, Aiaz Mutalibov, también atestigua que lo que sucedió el 26 de febrero de 1992 en el asesinato masivo de los habitantes de Jodjalú no tiene ninguna relación con los soldados armenios de autodefensa  (ver “Независимая газета”, 2 апреля 1992 г. [Nezavisimaya gazeta, 2 de abril de 1992]). Lo mismo atestiguan también las imágenes tomadas por el periodista de televisión Djinguiz Mustafayev, a quien, de hecho, los del Frente Popular asesinaron en Aghdam unos meses después. Quizás es innecesario volver a contarlo; sin embargo, creemos que algunos detalles son dignos de atención, ya que pueden esclarecer los acontecimientos de Jodjalú.
De los dichos de Anver Ahmed se puede concluir que a mediados del siglo pasado la reubicación de los kurdos de la región de Lachín, tenía un propósito: limpiar el “Kurdistán Rojo” de los odiados kurdos y luego poblar con azeríes esa extensión que separa Armenia de Karabagh. Esta es la misma política que se lleva a cabo en Afrin, sólo que el Azerbaiyán soviético la llevó a cabo sin violencia, con el pretexto de mejorar las condiciones de vida de los kurdos. Tomemos en cuenta que los terrenos que se encuentran en los estuarios de los ríos Patará y Karkar son muy fértiles, y para los kurdos habitar ese lugar realmente era muy provechoso. Los armenios no podían reclamar nada, ya que los kurdos también constituían una minoría en el Azerbaiyán soviético, y eso sería considerado como discriminación étnica. Haciendo una digresión temporal, digamos que en mayo de 1983, con el mismo fundamento, el primer secretario del Partido Comunista de Azerbaiyán, Kiamran Baghirov, durante la sesión extraordinaria del Comité Regional de Askerán, obligó a aceptar la propuesta de otorgar status de aldea al asentamiento kurdo de Lesnoyé. Dijo así, literalmente: “Amigos, si no realizamos el pedido de esos kurdos, ellos protestarán al Comité Central de la URSS, y Moscú nos acusará de ultranacionalistas”. No consideramos superfluo señalar que Lesnoyé, en los años de la guerra de Artsaj, también se convirtió en una singular base militar, que los soldados por la liberación de Artsaj se vieron obligados a neutralizar.
El repoblamiento de Jodjalú con kurdos contribuyó a la salida gradual de los armenios del lugar. En la década del ’70 ya no había quedado ningún armenio en Jodjalú, y en los ‘80, el último pueblo se completó con los turcos mesjetes, expulsados de Georgia. Según los datos del censo de 1989, Jodjalú tenía 7.000 habitantes, cuando sólo 2 años antes, de acuerdo siempre con los datos oficiales, el número de habitantes no pasaba de 1.200. Entre sus habitantes, naturalmente, había un gran número de OMON y combatientes azeríes infiltrados bajo el nombre de civiles, quienes comenzaron a realizar operaciones terroristas contra los pueblos armenios circundantes. El pueblo de Askerán y las aldeas de Noraguiugh, Lusadzor, Asdghashén y otras constituían un blanco recurrente para los milicianos establecidos en Jodjalú. El pueblo otrora armenio se había convertido en un verdadero monstruo que amenazaba seriamente a la población armenia de la subregión. A las fuerzas de autodefensa de Artsaj no le quedaba otro recurso que destruir al monstruo. Naturalmente, como resultado de las operaciones de neutralización de la base militar, podía sufrir también la población civil del lugar. Sin embargo, los soldados de las fuerzas armadas demostraron humanidad, abriendo, para los pobladores, un corredor hacia Aghdam. Lo que sigue es conocido a través de la entrevista a Mutalibov, como también a través del video de la película de Chinguiz Mustafayev. El frente popular de Elchibey ejecutó una cruel sentencia contra los kurdos y los turcos mesjetes, fusilando a las mujeres y niños sin ningún escrúpulo en los terrenos próximos a Aghdam. 
Si aceptamos la opinión de Ayaz Mutalibov de que los soldados de Abulfaz Elchibey habían programado esa carnicería con el propósito de derrocar a las autoridades, entonces, probaremos al mismo tiempo que el fusilamiento masivo de los pobladores de Jodjalú tenía la intención no encubierta de “matar dos pájaros de un tiro”. A fin de cuentas, el corazón de los azerbaiyanos no se compadecía por los kurdos y turcos mesjetes muertos. Y cuando hablamos de las masacres de Sumgait, Bakú, Gandzak y otros pueblos habitados por gran cantidad de armenios, sin dudas debemos remarcar “el factor Jodjalú” como el más elocuente ejemplo de xenofobia. 
Es decir que las minorías nacionales que viven en Azerbaiján, los talish, los lezguíes, los tats, los ughuros y las otras nacionalidades, en cierto momento podrían sufrir el destino de Jodjalú. Las circunstancias y los motivos quizás serán distintos; sin embargo, la letra es la misma. Incluso, aunque cambien los dirigentes de ese país. 
"Hay Dzayn", 1o. de marzo de 2018

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